Buenos Aires
se contempla en el reflejo de todas aquellas ciudades
que admiró a través del tiempo. Hoy ya son suyas.
Las fue incorporando a lo largo de un siglo.
Pero no como calcos, sino como sueños.
Al comienzo fue Sevilla, luego Madrid y Roma, más tarde París.
New York le gustó siempre menos, pero algo tomó también de allí.
Ahora es ella misma. Y mira a sus antiguas favoritas
-ahora hermanas o rivales-
desde su espléndida diversidad,
desde su fascinante eclecticismo,
desde la magnífica síntesis de su estilo...
Arq. Alberto Petrina
"Buenos Aires, ocho recorridos por la ciudad" (1998)